El Susurrante

En un pequeño pueblo rodeado de densos bosques, había rumores de una figura espectral que acechaba en las sombras. Los lugareños lo llamaban “El Susurrante”, debido al escalofriante sonido que precedía a sus apariciones. Se decía que era un joven que había sufrido una tragedia, dejando su rostro desfigurado y su mente fracturada.

La historia comenzó con un chico llamado Ángel, quien era conocido por su carácter amable y su sonrisa contagiosa. Sin embargo, tras un misterioso incendio en su hogar, Ángel desapareció. Cuando regresó, ya no era el mismo; su rostro estaba cubierto por vendajes y su mirada había perdido todo brillo de alegría.

Los encuentros con El Susurrante eran raros, pero siempre terminaban en terror. Se decía que aparecía ante aquellos que ocultaban secretos oscuros, susurrando verdades que nadie más se atrevería a decir. Su presencia era un presagio de desgracia, y su risa, una melodía perturbadora que resonaba en la eternidad de la noche.

Con el tiempo, la leyenda de El Susurrante creció, convirtiéndose en una advertencia para los habitantes del pueblo: “Guarda tus secretos y vive con rectitud, o El Susurrante vendrá por ti en la oscuridad del crepúsculo”.

Y así, la historia de Ángel, el chico que una vez fue la luz del pueblo, se convirtió en un cuento de advertencia, recordando a todos que incluso la bondad puede perderse en las sombras de la adversidad.