CREEPYPASTAS

El Acecho del Segador: Sombras que Nunca Duermen

Escena 1: El Inicio del Terror

Es medianoche, y Sara no puede dormir. Los ruidos de la casa vieja le parecen más intensos que de costumbre. El viento aúlla afuera, y las sombras de los árboles parecen arañar las ventanas. A lo lejos, el reloj del pasillo marca las 3:00 a.m. Sara se revuelve en la cama, sintiendo una inquietud extraña, como si algo, o alguien, la estuviera observando.

De repente, escucha un susurro, un sonido tan bajo que no puede distinguir palabras, pero lo suficiente para hacer que su corazón se acelere. Se sienta en la cama, mirando la puerta entreabierta. La casa está oscura, pero algo en el pasillo no parece estar bien. Las sombras parecen… moverse. Sara siente un escalofrío recorrerle la espalda.

Escena 2: El Primer Encuentro

Sara se arma de valor y baja los pies al suelo frío. Camina hacia la puerta, empujándola suavemente para abrirla por completo. El pasillo está vacío, pero las sombras en las esquinas son más densas, más oscuras de lo normal. Avanza lentamente, con cada paso sintiendo que el aire a su alrededor se enfría.

De pronto, una figura alargada emerge de una de esas sombras. Es alta, más de dos metros, con un cuerpo esquelético cubierto por una piel negra que parece absorber la poca luz que hay. No tiene ojos, pero Sara siente que la mira, que atraviesa su alma con esas cavidades vacías. El Segador de Sombras está frente a ella, inmóvil, pero su presencia lo llena todo de un miedo indescriptible.

Sara retrocede, su respiración acelerada y su corazón latiendo tan fuerte que parece querer escapar de su pecho. Pero el monstruo no se mueve, solo la observa, como si estuviera disfrutando del miedo que ella emana.

Escena 3: El Acecho

Sara corre de regreso a su habitación, cerrando la puerta de golpe y respirando con dificultad. Piensa en llamar a alguien, pedir ayuda, pero su teléfono está en la sala, y no se atreve a salir de nuevo. Se queda quieta, tratando de calmarse, hasta que el silencio la envuelve.

Entonces, escucha algo. Un crujido. Un sonido que viene desde debajo de la puerta. Las sombras en el pasillo comienzan a moverse de manera extraña, como si tuvieran vida propia. El Segador de Sombras está acechándola, cada vez más cerca.

Desesperada, Sara se esconde en el armario, intentando controlar su respiración. Escucha pasos lentos y pesados acercándose a su puerta. Su mente repite una y otra vez: “No es real… esto no puede estar pasando”.

Pero lo está.

Escena 4: La Oscuridad Total

El sonido de la puerta de su habitación abriéndose hace que el miedo la paralice por completo. Desde la oscuridad del armario, observa a través de una pequeña rendija. El Segador de Sombras entra en la habitación, su figura esquelética moviéndose con una fluidez inquietante. Su boca, llena de dientes afilados, se curva en una sonrisa monstruosa.

El aire se vuelve más frío, tanto que el aliento de Sara comienza a formarse en nubes frente a su cara. Intenta contener un gemido de terror mientras observa cómo el monstruo se mueve por la habitación, buscando, sabiendo que ella está cerca.

Las luces parpadean y luego se apagan por completo. Ahora, Sara está en la más absoluta oscuridad. No puede ver, pero sabe que el Segador está allí, justo detrás de ella, lo siente en cada fibra de su ser.

Escena 5: El Toque del Segador

El silencio es absoluto, roto solo por un susurro helado que parece resonar en su cabeza. El Segador no necesita hablar para transmitirle su mensaje: “Te tengo”.

Sara siente un toque frío en su hombro. Sus piernas se paralizan, su garganta se seca, y cuando trata de gritar, ningún sonido sale de su boca. El monstruo la ha encontrado, y su destino está sellado.

La oscuridad la envuelve, y Sara siente que algo más la está arrastrando, llevándola hacia un lugar más allá de este mundo, hacia las sombras, donde el Segador de Sombras reina. Su cuerpo se siente pesado, su mente se apaga, y la única sensación que queda es el terror absoluto.

Escena 6: Epílogo Inquietante

Al amanecer, la casa está en silencio. La puerta de la habitación de Sara está abierta, pero ella no está en ningún lado. Su cama está intacta, como si nunca hubiera sido usada esa noche. Nadie sabe lo que pasó, solo queda una inquietante sensación de vacío en la casa.

Las sombras en las esquinas parecen más largas hoy, más oscuras, como si algo estuviera acechando, esperando a su próxima víctima. Porque el Segador de Sombras no descansa. Él siempre está allí, en las sombras, esperando por alguien más… alguien que tenga miedo.

sombras

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