“Cada noche duerme en un lugar diferente… y cada mañana despiertas en una pesadilla nueva.”
Cuando Julián recibió la noticia de que su tío abuelo Leandro había fallecido, no sintió más que curiosidad. Nunca lo conoció, pero su abogado le informó que era el único heredero de una vieja cabaña escondida en los bosques del norte. Aislada, sin registros exactos en el catastro, y según los vecinos… maldita.
Julián, un fotógrafo de naturaleza, pensó que sería el lugar perfecto para desconectarse del mundo y trabajar en su nuevo proyecto. Pero desde el primer día supo que algo no iba bien.
Día 1: La cabaña
La casa era antigua, construida completamente en madera negra, con un extraño aroma a humedad y tierra. Todo estaba cubierto de polvo, salvo una silla junto a la chimenea, como si alguien hubiese estado allí hace solo unos minutos.
Día 2: ¿Dónde estoy?
La sorpresa llegó al despertar: el paisaje había cambiado. Lo que antes eran pinos altos, ahora eran álamos. El camino de entrada había desaparecido y, en su lugar, había una grieta profunda en el suelo. Julián creyó haberse confundido. Tal vez aún soñaba.
Pero al día siguiente, volvió a cambiar. Árboles más secos. Rocas que no estaban ahí. El terreno parecía más inclinado. Y al cuarto día, encontró un lago frente a la cabaña. Un lago que no existía en ningún mapa.
Día 5: Rastros imposibles
Julián comenzó a dejar marcas: piedras apiladas, cintas colgadas en los árboles, una estaca con su nombre. Pero cada mañana, no solo la casa estaba en otro sitio… sino que las marcas también se habían movido con ella.
Peor aún, dentro de la casa aparecían objetos que él no había traído: un viejo diario con su nombre escrito, una foto suya de niño… tomada en una habitación que nunca había visto.
Día 6: El diario de Leandro
Finalmente, en un compartimiento secreto bajo el suelo, halló un cuaderno:
“La casa se alimenta de quienes viven en ella. No puedes huir, solo puedes desaparecer. No la sigas. No duermas. No la dejes conocerte del todo…”
En la última página: una advertencia escrita en sangre seca:
“Si lees esto, ya es tarde. Ya formas parte de ella.”
Día 7: Silencio
Julián dejó de escribir. Sus fotos quedaron en la cámara, pero nunca fueron encontradas. Solo una imagen sobrevivió: una selfie borrosa frente a la cabaña… con una figura asomándose detrás de la ventana, sonriendo.
¿Mito, leyenda o realidad?
Algunos exploradores aseguran haber visto la casa en distintos puntos del Bosque Gris… pero nunca logran volver al mismo sitio. Como si la casa se moviera cuando nadie mira. Como si eligiera a su próxima víctima.

🔻 ¿Te atreverías a entrar en una casa que nunca está en el mismo lugar dos veces?
Déjanos tu opinión en los comentarios y comparte si te atreverías a pasar una noche allí.
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